Biografía de Rumiñahui

Tenía 45 años. Rumiñahui fue un caudillo y general inca. Desplegó una valiente actividad militar durante la guerra civil que enfrentó al Inca Atahualpa con su hermano. Participó también en la resistencia contra el ejército español, durante la conquista de la ciudad de Quito. Comandante de la guardia personal del Inca Huayna Cápac y luego de su hijo Atahualpa. Lo acompañó como un fiel soldado en la guerra que éste lideró contra Huáscar. Cuando Atahualpa fue tomado prisionero de los españoles instauró una dictadura en Quito que gozó del rechazo de muchos pobladores vecinos. Se lo caracterizó como un hombre fuerte y de carácter implacable. Resistió con valentía y estoicismo a la sistemática vejación de los españoles que lo capturaron. Pretendieron que confiese donde había escondido los tesoros y riquezas de su civilización. Fue ejecutado sin develarles el secreto.

1490

Habría nacido en Quito, Ecuador. Existe muy poca información sobre sus primeros años y adolescencia. Su nombre refiere en la lengua quechua “cara de piedra”. De todos modos, se presume que, perteneció a la nobleza Inca porque de otra manera no habría podido ocupar los cargos que se sabe desplegó, a instancias de una civilización que estaba en lo social marcadamente dividida en castas.

Dispondría de orígenes cuzqueños y habría llegado con sus padres, o como colaborador de Huayna-Cápac, en calidad de mitimae, tal como se denominó en la cultura inca a aquellas personas que eran reubicadas en el territorio con la misión de cumplir funciones militares, económicas, culturales, políticas, sociales, entre otras.

Peleó en la Guerra Civil de Atahualpa contra su hermano Huáscar y su acción fue decisiva en la victoria obtenida en la Batalla de Quipaipán, que erigió a Atahualpa en la máxima autoridad del Tahuantinsuyo.

16/11/1532

Acompañó a Atahualpa a su encuentro con el conquistador español Francisco Pizarro y permaneció en la retaguardia del general Inca, en las afueras de la ciudad, tal fue la orden de éste.

Atahualpa cayó en el engaño de los conquistadores y terminó prisionero de éstos.

Por orden de su jefe regresó a Quito y le anunció a la población que había sido investido con los poderes del Inca para gobernarlos durante su ausencia a causa de su cautiverio. Por supuesto que todo fue una farsa de su parte para hacerse del poder absoluto.

Estableció una dictadura para mantener a raya y doblegar a los opositores a su autoridad.

Exigió la entrega de tesoros y riquezas a su persona, en tanto, cuando Atahualpa los pidió para pagar su rescate se negó a entregarlos porque consideró que no valía de nada hacerlo porque de todas maneras lo asesinarían.

El Inca Quilliscacha rechazó su posición, y se dirigió, con todas las riquezas reunidas, al Perú, para entregarlas a cambio de la liberación de Atahualpa.

1533

Recibió el cadáver de Atahualpa en Quito, fingiendo dolor por su asesinato, y a modo de homenaje decidió ofrecer un banquete a las personalidades más destacadas de la ciudad y a la familia del Inca.

Les tendió una trampa. Les dio de beber a todos gran cantidad de chicha para emborracharlos, a punto tal que perdieron la conciencia de sus actos, y los mató a cuchillazos. Primero mató a la familia real y luego hizo lo propio con el Inca Quilliscacha que lo había desafiado.

Reunió a una serie de jefes militares quiteños para enfrentar a los españoles que atacaron Quito.

1534

Lideró la Batalla de Tiocajas en la cual su ejército terminó vencido por el del español Sebastián Benalcázar, quien a pesar de contar con un pequeño ejército logró la alianza con los indios cañaris que no aceptaron jamás la dominación de Rumiñahui.

En medio del enfrentamiento entró en erupción el volcán Cotopaxi, en tanto, los incas pensaron que se trató de la expresión de enojo de los dioses y decidieron abandonar de inmediato el campo de batalla, hecho que por supuesto, los españoles, capitalizaron y usaron a su favor para imponerse y lograr la victoria.

Rechazó la amistad y la alianza que le propuso Benalcázar y asesinó al mensajero que le envió.

Se abrió paso a Quito y destruyó todo lo que se le cruzó en el camino. Se refugió en las montañas durante un largo período.

Fue hallado por el ejercito español y en la zona de Píllaro, para evitar ser capturado, se arrojó al abismo, en un claro intento de suicidio.

No murió y fue tomado como prisionero de los españoles.

Los españoles lo trasladaron a Quito y lo sometieron a las más crueles torturas y vejámenes para que confiese dónde había escondido el magnífico tesoro.

Varias veces los despistó, indicándoles lugares falsos e inexistentes.

10/01/1535

Fue ejecutado por los españoles, quienes cansados de sus mentiras se convencieron de que jamás confesaría.

Post-mortem

Recibió muchos homenajes años, décadas y siglos después de su asesinato. Se lo recuerda y homenajeó a través de ellos su valentía, rebeldía, coraje y honor a la hora de hacer frente a las torturas de los conquistadores españoles, a quienes, a propósito, no les cedió ningún tipo de información, y prefirió morir antes de confesar.

Calles, escuelas, estadios, monumentos, entre otros, llevan hoy su nombre en Ecuador.

El homenaje más relevante lo constituyó una efigie que emula su busto y cara, y que fue creada por el artista ecuatoriano Vicente Rivadeneira Armendáriz.


Escrito por Editorial para la Edición #115 de Enciclopedia Asigna, en 09/2022.