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Biografía de Paracelso

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, cuyo significado es semejante a Celso, por un popular médico romano del siglo I, fue un alquimista, médico y hasta astrólogo suizo que se destacó durante el siglo XVI y que con el tiempo se convertiría en una auténtica leyenda por sus aportes a la ciencia.

Paracelso nació el 10 de Noviembre del año 1493 en Zúrich, en tanto, sería de su padre Wilhelm Bombast von Hohenheim, médico y alquimista también, de quien heredaría la profesión.

Estudió en la Universidad de Basilea, en Viena, y se doctoró en la Universidad de Ferrara, aunque, mantendría una importante distancia respecto de la enseñanza reglada de la época, incluso cuestionando la autoridad de los textos clásicos; Paracelso era partidario de una enseñanza un poco más experimental que atendiese el saber popular por sobre todas las cosas.

Decidido a practicar con el ejemplo, lo pensaba era lo que hacía, Paracelso, volcó al campo de la mineralogía casi todos sus experimentos.

Usó los minerales para crear medicamentos y fue un pionero de la homeopatía

Produjo medicamentos y remedios con la ayuda de varios minerales, inclusive la medicina le debe muchísimo ya que introdujo el término sinovial, por el líquido que lubrica las articulaciones; estudió y descubrió varias afecciones tales como el bocio y la sífilis y para combatirlas uso el azufre y el mercurio; asoció los temperamentos galénicos a los sabores fundamentales: dulce (tranquilo/flemático), amargo (colérico), salado (sanguíneo/dicharachero), ácido (melancólico).

De alguna manera fue un precursor de lo que hoy conocemos como homeopatía.

Aportes a la alquimia y la búsqueda de la Piedra Filosofal

Y en lo que respecta al campo de la Alquimia, Paracelso, introdujo la idea que los cuatro elementos, agua, tierra, aire y fuego, pertenecían a criaturas fantásticas que existieron antes del mundo.

Sin dudas, al revisar la historia personal y profesional de este emblema de la medicina y la alquimia nos permite determinar que se trató de un personaje muy curioso, único, y bastante cuestionado en su tiempo, justamente porque sus propuestas terapéuticas escapaban a la tradición, y se acercaban más bien a lo experimental y a propuestas de avanzada que lo acercan más a los médicos contemporáneos que a los de su tiempo.

Un absoluto excéntrico en muchas de sus creencias ya que a propósito de los cuatro elementos y su vinculación con criaturas fantásticas, Paracelso, sostenía que los gnomos se asociaban a la tierra, las nereidas con el agua, las salamandras con el fuego y los silfos con el aire…

Por otra parte, estaba seguro que el movimiento giratorio del cosmos está asociado a sustancias como el sulfuro, el mercurio y la sal y también a estas las vinculaba con los tres órdenes que componían al ser humano: la sal al cuerpo, el sulfuro encarnaba el alma y al mercurio le correspondía el espíritu.

Siguiendo en el orden de la alquimia, Paracelso, se dedicó a la búsqueda de la Piedra Filosofal, tal como llaman los alquimistas a aquella piedra que dispone de la propiedad magnifica de transmutar metales en oro, de curar enfermedades, de extender la vida y hasta de proporcionar la inmortalidad.

Muchos afirmaron que precisamente Paracelso logró alcanzarla transmutando el plomo en oro, usando métodos de la alquimia.

Primero en sostener el impacto de lo emocional sobre el cuerpo

Otra cuestión en la cual hoy es visto como un absoluto adelantado a su tiempo es en la consideración que el bienestar emocional de la persona impactaba positiva o negativamente, dependiendo de cómo estuviese el mismo, en el plano de su físico.

Esta idea en nuestro tiempo es absolutamente aceptada y muchas veces se parte del estudio de lo emocional para poder determinar la afección que siente el cuerpo, pero claro, esta propuesta allá por el siglo XVI no dejaba de ser una novedad y para muchísimos colegas una locura sin sentido.

Un absoluto visionario Paracelso, adelantado en su tiempo y cuyas contribuciones, hoy, son valoradas y refrendadas por la ciencia.

Su máxima obra fue el Gran Libro de la Cirugía.


Escrito por Editorial para la Edición #16 de Enciclopedia Asigna, en 11/2011.